Queridos hermanos y hermanas:

Nos disponemos a celebrar un año más la Navidad, la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo en medio de una pandemia que azota a la humanidad. Es verdad que será una Navidad distinta a la de años anteriores, marcada por las limitaciones del Covid-19, pero como escribía hace unos días un sacerdote navarro, Javier Leoz: <<HABRÁ NAVIDAD. ¡Claro que sí! Más silenciosa y con más profundidad. Más parecida a la primera en la que Jesús nació en soledad. Sin muchas luces en la tierra, pero con la estrella de Belén destellando rutas de vida en su inmensidad. Sin cortejos reales colosales, pero con la humidad de sentirnos pastores y zagales buscando la Verdad. Sin grandes mesas y con amargas ausencias, pero con la presencia de un Dios que todo lo llenará… HABRÁ NAVIDAD ¡Claro que sí! Sin las calles a rebosar, pero con el corazón enardecido por el que está por llegar. Sin ruidos ni verbenas, reclamos ni estampidas… pero viviendo el Misterio sin miedo al “Covid-herodes” que pretende quitarnos hasta el sueño de esperar. Habrá Navidad porque Dios está de nuestro lado y comparte, como Cristo lo hizo en un pesebre, nuestra pobreza, prueba, llanto, angustia y orfandad. Habrá Navidad porque necesitamos una luz divina en medio de tanta oscuridad. Covid-19 nunca podrá llegar al corazón ni al alma de los que en el cielo ponen su esperanza y su alto ideal” ¡HABRÁ NAVIDAD! …>>

Navidad es misterio. El misterio del Dios hecho hombre en Jesús. Que “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre”. Se ha hecho nuestro compañero de viaje, como luz y guía del camino. Por eso el ángel del Señor dice a los pastores que pasaban la noche al aire libre: “NO TEMÁIS, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy en Belén de Judá os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.”
Los pastores personifican la respuesta de fe ante el anuncio del misterio. Ellos abandonan su rebaño, interrumpen su reposo y lo dejan todo. Todo pasa a un segundo término, frente a la invitación dirigida por Dios a ellos. Acerquémonos también nosotros con esta misma fe al portal donde brilla la luz en la noche, donde late la vida recién nacida, donde Dios es un niño. La Navidad es una invitación a optar por la luz, a decidirnos por la vida y a encontrarnos con Dios en el hombre.

Parroquia del Corpus-Christi - La Purísima Archena

Os invito a celebrar la Navidad con espíritu cristiano, participando en la EUCARISTÍA, que es hoy el auténtico pesebre donde adorar a Jesús, donde Jesús encarnado en el seno de María, sigue ofreciéndose por cada uno de nosotros hoy, aquí y ahora. Dios está aquí, en nosotros, con nosotros, para nosotros. Se hace presente en cada Eucaristía para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte y guiara nuestros pasos por el camino de la paz.
Que estos días hagamos también un esfuerzo de solidaridad para con nuestros semejantes más pobres y desvalidos, para que cada vez sean menos los que padecen la frialdad de la soledad y el desamparo, fruto de nuestro egoísmo personal y de grupo, porque en ellos está también presente el Señor. Llevamos con nosotros el amor de Dios que se nos ha manifestado en Jesús, el salvador que nos ha nacido. Que sepamos derramar ese amor en mil detalles de convivencia feliz para con los que nos rodean. Será un buen modo de demostrar la verdad de la frase que repetimos y con la que nos saludamos estos días: ¡Feliz Navidad!

Pascual, vuestro Párroco

Descarga aquí el CALENDARIO PARA LA NAVIDAD 2020